Zizek: Compramos Ideología

El consumismo se transforma para no dejar de existir en éste nuevo siglo. Cuando compramos un producto innecesario, que genera contaminación o explotación laboral, a veces nos sentimos un poco culpables, entonces tenemos que actuar para expiar esa culpa donando a alguna entidad de caridad o limpiando los plásticos de la playa. La novedad de algunas empresas es que incluyen esa culpa en el marketing del producto. Nos dicen que su producto es más caro, pero que ayudan a los productores, utilizan cultivos sustentables o donan dinero a causas justas. Cosas que quizás no podemos comprobar fácilmente, pero que nos invitan a quedarnos más tranquilos y a seguir consumiendo. Pagamos, además del precio del producto, el de nuestra  propia culpa.

La ecología anticonsumista también es un ejemplo de compra de una experiencia auténtica. Hay algo engañoso y tranquilizador en nuestra disposición a asumir la culpa por las amenazas al medio ambiente: nos gusta ser culpables ya que, si somos culpables, todo depende de nosotros. Somos quienes manejamos los hilos de la catástrofe, de modo que también podemos salvarnos simplemente cambiando nuestras vidas. Lo que es realmente difícil de aceptar (al menos para nosotros, los occidentales) es el hecho de vernos reducidos al rol impotente del observador pasivo que lo único que puede hacer es sentarse y contemplar cuál será su destino.¹

Probablemente seguir consumiendo a este ritmo, aunque consumamos buen marketing y buena ideología, no será la solución a los problemas ambientales o de desigualdad social. Cambiar el mundo sólo consumiendo es imposible. El consumo siempre será un acto absolutamente individual y los cambios sociales requieren soluciones colectivas. 


1- Slavoj Zizek - "Chocolate sin grasa y prohibido fumar" Artículo